Salvador Rueda - Carlos Arroyo
14 de marzo de 2012
14 de marzo de 2012
Relator: Eduardo Espinosa
Reciclar las
costas mediterráneas; revalorizar el suelo fértil que todavía lo es; hacer
atractivos los lugares que han quedado abandonados; frenar la extensión del
suelo ocupado con edificios; hacer habitables esos mismos lugares para aquellos
que quisieron comprar un lugar para vivir y se han encontrado rodeados de
inversiones inmobiliarias paralizadas; reducir los consumos compartiendo
recursos; aprovechar al máximo los esfuerzos ya realizados –reciclaje- y los
que están por hacerse –eficiencia-; nuevas formas de organización que faciliten
y refuercen la consecución de los nuevos objetivos.
Se tantea una propuesta genérica para nuestras costas - nodos, infraestructuras, intersticios,
territorios alejados pero telecomunicados- mientras se van hilando conceptos, referencias a lugares
concretos y valoraciones sobre propuestas o expericiencias parciales de los que
intervienen en la charla.
El consumo de recursos aparece como uno de los temas clave a
lo largo de la conversación. En el caso de la costa mediterránea española, la
escasez de suelo fértil, que en gran parte ha sido ocupado por las promociones
inmobiliarias al ser el más llano, y la escasez de agua, ocasionalmente
extrema, se convierten en factores limitantes. Conjuntos de bungalows, publicitados en inglés y situados en la
provincia de Murcia, en los que sólo el reducido número de habitantes es lo que
permite que puedan disponer de agua. El suelo de grandes áreas urbanizadas sin
edificar ni mantener que se erosiona a gran velocidad, mientras se sigue
ocupando suelo indiscriminadamente, ya no con edificaciones si no con panales
solares.
La capacidad de generar lugares cuyo atractivo no esté
basado en el derroche de esos recursos, -el
golf como paradigma- y cuya belleza
no se base en una obsolescencia que se valora de manera romántica, si no en aprovechar
los esfuerzos ya realizados –urbanizaciones abandonadas- para la producción
revalorizada en todos sus aspectos, incluso el formal, aparece como una
alternativa de modelo. Una posible
respuesta inmediata es situar estos paneles solares en lugares como las grandes
playas de aparcamiento, es decir, preservar los suelos valiosos al mismo tiempo
que se revalorizan los que en la actualidad tienen consideración de marginales.
También se presenta como ineludible la necesidad de frenar
la degradación del suelo a medio urbanizar, tan degradado en la actualidad que
no tiene capacidad de regenerarse de forma autónoma, manteniendo sus
condiciones edáficas .En la comarca del
Maresme, la explotación agrícola de alto valor añadido resulta suficientemente
rentable como para fijar a la población para lo que es imprescindible que el
suelo se mantenga en buenas condiciones.
Otro de los temas sobre los que se debe construir una
propuesta para reciclar los lugares obsoletos construidos en nuestras costas es
su habitabilidad, no referida al bienestar dentro de la vivienda si no a la
intensidad de la vida social en el espacio público
Esta falta de diversidad en las actividades del entorno
fuerza al uso habitual de medios de transporte, convirtiéndose el consumo de
combustible en otro de los factores críticos para el uso de esas viviendas. La
cercanía a la vivienda de las actividades de la vida cotidiana -a cinco minutos
caminando- se vincula a la necesidad de suficiente cantidad de gente, de masa
crítica, para conseguir esta diversidad de usos. Se puede iniciar este proceso,
en algunos casos, por medio de la implantación de alguna actividad singular, y
conseguir así que la riqueza de usos no sólo se mantenga si no que se refuerce
con el paso del tiempo.
En lugares con una cierta precariedad en los servicios
comunes, puede ser la vivienda el lugar en torno al que se desarrolle toda la
diversidad de usos que sea posible. Ello implica, sobre todo, la necesidad de
que esta sea suficientemente flexible como para asumir esas actividades
diversas, más allá de la función de dormitorio familiar. La muestra indiscutible se presenta en muchos lugares del mundo, en
algunos casos, bastante alejados entre sí: un barrio de Bombay en el que los
habitantes se niegan a que el estado construya nuevas viviendas porque las que
ellos tienen son más flexibles y admiten su trabajo de reciclaje de residuos, o
una propuesta para Chile en donde la vivienda se convierte en el lugar para
actividades colectivas como la identidad o la educación.
En el caso de los territorios alejados de estos nodos de
actividad más intensa, reforzar su atractivo pasa por mejorar su habitabilidad,
y también su eficiencia y competitividad. Una
posibilidad para esto, orientada a una hipotética recolonización rural, es la
implantación de pequeños lugares de escaso impacto en el medio que concentren
los medios –telecomunicación, servicios- no disponibles en zonas pobladas de
manera dispersa.
¿Cómo iniciar esta transformación? La estructura inmobiliaria
que se ha ido consolidando en nuestro país en las últimas décadas tiene una
inercia enorme: ante la suspensión de sus actividades aquí, su respuesta no ha
sido modificar sus productos –la urbanización extensiva- si no extender el
ámbito de su actividad para poder seguir haciendo lo mismo en otras partes del
mundo. Mientras, la estructura política que se ha ido asentando junto a la
inmobiliaria, tampoco parece saber responder a la nueva situación y se mantiene
a la espera.
La puesta en marcha de actuaciones a pequeña escala que
sirven como muestra, para iniciar procesos de una dimensión más amplia que
impliquen a más participantes, permite comenzar a intervenir en este situación
aprovechando los esfuerzos al máximo.
Como fondo de de la situación actual, emerge en este momento
de crisis una oportunidad de replantearnos las formas de organización de lo común
que faciliten la consecución de los nuevos objetivos planteados. La oportunidad
de capacidad para compartir, organizarse y generar sinergia por medio de
instrumentos y metodologías cristalizadoras. Las redes sociales se van afianzando como oportunidad para la reflexión
colectiva, cuando hay masa crítica y coherencia suficiente.
En paralelo, se podrá lograr que estos nuevos objetivos no parezcan
utópicos, y hacer entender que lo utópico es plantear que podemos seguir con
los mismos objetivos y estructuras.
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